Blasfemias y Recuerdos – Análisis
Deportivo
No voy a ver la entrevista que Gigi
Fernández le dio a El Nuevo Día porque ya sé que va a decir. Que hubiese
querido ganar la medalla de ORO por Puerto Rico, que el tuit de Espinal fue
malentendido y que le gusta más el sabor del bacalao que el del huevo en su
dieta sexual.
Mire Don Gigi, cáguese en su madre antes
que se me olvide. ¿O sea que este viejo pato todavía está esperando que Puerto
Rico le rinda pleitesías por la puercá que hizo? Si porque ir a las Olimpiadas
representando otro país que no es el tuyo es una puercá, y los que
defienden eso son más puercos todavía. Si, lo dije. Que se joda.
Tiene que estar sangrando por el tajo
la pitiyanki esta con la medalla que ganó Mónica “Nalgas de Oro” Puig ya que lo hizo por Puerto Rico y en sencillos,
no en dobles de pareja con la dominicana que hacías tijerillas después de
practicar saques. Solo le pido a los dioses del tenis (Andre Agassi y Pete
Sampras) que Mónica Puig se mantenga heterosexual por toda su vida y nunca pase
al lado de la cancha de Martina Navratilova.
Este
odio nacional hacia Gigi “La Burukena”
Fernández no es algo nuevo, no. Al igual que todas las cosas pasando en este
glorioso año 2016 esto nació en los 90’s. 1992 para ser más específico.
En las Olimpiadas de Barcelona ’92
mientras el mundo veía a Charles Barkley dándole un codazo a un negro
desnutrido de Angola acá en el país de los cuatro pisos se hablaba del rechazo
de Gigi “me gusta comer ostras babosas”
Fernández de jugar por la mono estrellada pero si por la pecosa. Daban mucho la entrevista en que ella decía: “Si me hubieran dado más dinero yo hubiese
representado a Puerto Rico” mientras Germán Rieckehoff Sampayo le decía
malagradecida negándole los $50,000 que pedía.
Según La Recta Final la envidia es otro objeto que asesina, si te dejas
llevar te extermina, te agita, te cuca, te hace sentir bien mal. Ahí es que
Gigi empieza a tuitear. Tiene que ser bien difícil aceptar que lograste algo
bien importante (ganar Oro en dos Olimpiadas) pero en tu tierra te miran con
resentimiento por dárselo a otro país. Recuerden que Estados Unidos de América es
un país diferente y aparte a Puerto Rico política y culturalmente. ¿Estamos
claros? Ok. Sigamos.
Gigi “mi bicho es más grande que el tuyo” Fernández siente envidia de
que los puertorriqueños recibieron en las calles a Mónica Puig mientras que
ella pasó desapercibida en USA y aquí hasta los tecatos le sacan el cuerpo. ¿Pero
y qué esperaba este señor que pasaría? Ella tiene que recordar que para los
países que no pueden darle guerra a los demás las Olimpiadas son nuestras
guerras. Darle la espalda a tu país por dinero es traición. Ella representó a
USA por dinero y espera que la adoren. Nah. Mejor es hacer dinero representando
de donde eres, como hizo Mónica.
También nos enteramos que los hijos de
Gigi “estilo de vida alternativo”
Fernández no hablan español aunque ya tienen siete y ocho años. “Que bueno que mis nenes no saben español
para que no lean los insultos que me escriben los puertorriqueños” dijo
hace poco. Eso demuestra que odia ser puertorriqueña, y que ahora que siente el
olvido de la gente es que tiene la necesidad de ser eje de controversia
nuevamente. Dentro de cuatro años en las próximas Olimpiadas buscará llamar la
atención de nuevo. Chequéatelo.
Todo este revolú se formó por un tuit
borracho del señor Gigi “mis bolas son
Spalding” Fernández la noche de la inauguración de las Olimpiadas, y para
parafrasear otro de sus tuits la última vez que miré Mónica Puig es la única
atleta en haber ganado ORO en unas Olimpiadas por Puerto Rico. Gigi, cágate en
tu madre.